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La escalada de tensiones en Oriente Próximo ha provocado un fuerte aumento en el precio del crudo, alcanzando su mayor subida semanal en los últimos dos años. Este incremento ha despertado preocupaciones sobre un posible repunte inflacionario, lo que a su vez podría limitar las posibilidades de recortes en los tipos de interés. La incertidumbre en la región ha generado un impacto directo en los mercados internacionales, con consecuencias que podrían sentirse en la economía global. Los expertos advierten que la situación actual requiere una gestión cuidadosa por parte de los líderes mundiales, a fin de evitar mayores complicaciones económicas en un contexto ya de por sí volátil.