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Fue el Ministerio de Exteriores quien transmitió el mensaje que era prácticamente de obligado cumplimiento: todos los españoles, incluidos diplomáticos y los agentes de las Fuerzas de Seguridad, debían abandonar el país por miedo a secuestros o atentados. La multinacional presidida por Antoni Brufau dio orden inmediata de evacuar a todo su personal.
No obstante, las instalaciones situadas en el desierto de Libia siguen manteniéndose en funcionamiento. Ahora,la compañía nacional de petróleo es quien se encarga en solitario de esta función. Repsol trabaja en territorio libio a modo de consorcio con esta empresa local.