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La petrolera Shell ha anunciado que cerrará y abandonará sus instalaciones de exploración ubicadas a unos 240 kilómetros de la costa de Alaska.
El gobierno estadounidense otorgó permiso a Shell para perforar el pasado agosto, una medida que generó grandes críticas de grupos ambientalistas. Este anuncio es una gran victoria para los ecologistas que veían como las perforaciones llevadas a cabo por la petrolera eran peligrosas y tenían grandes riesgos de accidentes que pondrían en alerta los delicados ecosistemas de la región.
Algunas de las razones del Shell para el cierre del pozo de 2.000 metros son los elevados costes y un ambiente regulatorio federal impredecible.