El mercado iraní se abre poco a poco al mundo tras décadas de bloqueo y sanciones y las empresas españolas no quieren dejar pasar esta ventana que se ha abierto, pero que siempre está pendiente de la particular situación política de un país que vuelve a estar en el punto de mira de Estados Unidos tras la victoria presidencial de Donald Trump. En menos de una semana ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias de España) ha firmado un contrato para modernizar la red ferroviaria de la república islámica y Tubacex, grupo dedicado a la fabricación de tubos sin soldadura en acero inoxidable y altas aleaciones de níquel, se ha convertido en la primera compañía internacional que firma un contrato definitivo en el sector del gas y el petróleo de Irán tras el levantamiento del embargo. Una operación que abre la puerta a Tubacex al país con la reserva de gas más importante del mundo y la cuarta de petróleo y con una necesidad urgente de renovar sus instalaciones para ser competitivo.
La difusión del acuerdo de Tubacex -que supone una facturación de 556 millones de euros, que es equivalente a la facturación total de la empresa durante el pasado año-, es poco habitual en un mercado en el que la mayoría de empresas prefieren mantener el perfil bajo «por miedo a los intereses en otros países y porque las relaciones con el exterior no terminan de normalizarse del todo».
Una de las grandes dificultades para operar en el país es lo complicado que resulta para las empresas locales obtener financiación. Los problemas de liquidez hacen que en ocasiones se plantee incluso la posibilidad de recurrir al trueque o intercambio de productos. En el caso español, las compañías han logrado que bancos españoles financien las operaciones y la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE) ha dado hasta el momento cobertura a proyectos de empresas españolas en Irán por un importe total de 610,82 millones de euros, según informó este organismo en marzo.