Las Grandes Ciudades pretenden generar Puntos de Recogida para Ahorrar Emisiones y Facilitar tanto a la Logística como a los Clientes el reparto

Las Grandes Ciudades pretenden generar Puntos de Recogida para Ahorrar Emisiones y Facilitar tanto a la Logística como a los Clientes el reparto

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Las furgonetas de reparto se han vuelto un problema serio para las ciudades. El reto de la contaminación no casa con un modelo logístico donde cada día, miles de furgonetas se mueven por las ciudades y aparcan en cualquier sitio para cumplir con el número de envíos que aseguran la viabilidad del negocio.

En tanto que las ciudades han diseñado fórmulas para ordenas la movilidad de bicicletas, patines, motos o coches, la logística se ha quedado como el remoto reto para las administraciones, retrasadas en comparación a una sociedad que se ha familiarizado con las compras online después de la pandemia.

Entre las ciudades, destaca Barcelona, ya que está intentando agilizar los planes de descarbonizar las mercancías, y aspira a hacerlo en colaboración con el sector privado, con quienes conversó para fijar una estrategia municipal de distribución urbana de mercancías. Esta fija como propósitos para el año 2030, el 40% de las compras online y el 33% de las entregas a domicilio y oficinas deberán recogerse en puntos de proximidad.

Para llevarlo a cabo, apuesta por extender los llamados “centros de distribución”, dirigidos a los consumidores y, además, capacitarán para poder repartir 1.500 paquetes diarios. Estos se integran junto con otros centros más grandes, conformados por comercios y que servirán de almacenes para después repartir en modos de transporte sostenible. El plan se complementa con una ampliación de los horarios de carga y descarga, potenciarla por la noche o multiplicar por diez los vehículos de ciclologística, que pasarían de 80 a 800.

En estos momentos, este modelo de reparto mueve cifras de entre el 8% y el 10%, aunque los planes ayuntamiento de Ada Colau no tienen fechas concretas. Sí se conoce el objetivo final: disminuir a la mitad las emisiones contaminantes. Los primeros esbozos del modelo pasan por la instalación de taquillas – lockers – en espacios públicos como mercados o aparcamientos, que se acompañarán con fórmulas similares a implantar en entornos privados.

Es por ello, que en la ciudad entienden que la verdadera revolución del reparto y entrega de paquetes depende de establecer una red de puntos de recogida cercanos al cliente final. Para ser útiles, deben ubicarse a un máximo de 200 metros de las casas u oficinas, ayudando a que los envíos puedan ser recogidos cuando los clientes lo consideren. “Hay que acabar con el arresto domiciliario actual mientras esperas un envío”, explica el emprendedor Xavi Valverde.

Junto con sus socios César Valencia e Iván Lorca, lanzaron en 2021 el startup Kanguro, destinada a potenciar los puntos de recogida por Barcelona. Su modelo pasa por desarrollar una red de puntos de convivencia agnósticos, que puedan ser utilizados para cualquier operador logístico. “Que cada uno use la suya no es eficiente”, consideran. Para contrarrestarlo, justifican que el reparto en puntos de convivencia permite entregar diez veces más paquetes y recorrer la mitad de kilómetros. “Con una red masiva y capilarizada, los operadores tendrán más ahorro y lograrán una mayor eficiencia”, menciona Valverde.

Como logística de última milla – la que afecta a la entrega final – es un sector con cada vez más actores que actúan de forma independiente, la ecuación para solucionar el problema de la distribución urbana se complica. Todas las nuevas taquillas que se han ido instalando tienen dueños privados – Correos, Amazon, etc. – y reducen su uso a envíos y sistemas. Existen otras empresas que tienen menos de 100 ‘puntos de convivencia’ desplegados por la ciudad, sin embargo, resultan insuficiente para cubrir todo el tejido residencial.

Las taquillas privadas, conforme a ellos, son un modelo poco útil para los usuarios: “estás vendido a quien te lleva el paquete, ya que tienes que ir a buscarlo a un punto lejano”. Su propuesta, por el contrario, se basa en el modelo ‘Out of home’ (fuera de casa) que ya existe en países nórdicos como Polonia, donde el 90% de los envíos se dejan en taquillas. “Avanzamos en una solución que es tendencia en otros lugares, que es la última milla activa sin tener que cambiar toda la logística”, preservan.

Desde Kanguro afirman que su red es la más densa de Barcelona. Está compuesta por comercios tradicionales, donde se les instala la tecnología y los empleados hacen la entrega de los paquetes; o comercios sin personal donde se ubican taquillas informatizadas.

Ya disponen de 100 puntos que también se distribuyen por ciudades del área metropolitana. Su plan de crecimiento contempla lograr 500 puntos en la ciudad condal a cierre de 2023 y hasta 1.200 en 2024, llegando entonces al hito fijado por el Gobierno de Colau de ubicar un punto a 200 metros de cada ciudadano. Para ejecutar sus planes levantaron una primera ronda de financiación de 1,5 millones de euros en diciembre de 2021, y están a punto de lanzar la segunda.

Su expansión comprende ciudades como Madrid, donde ya tienen 10 puntos desplegados, a la espera de llegar a Valencia, Sevilla y Bilbao. Sus cifran fijan en 40.000 el número de puntos de convivencia a implantar por toda España para que el usuario crea que compensa recoger los paquetes en un punto de estos en vez de recibirlos en casa. “Nuestro objetivo es hacer el reparto más eficiente y rentable para los operadores, pero también va a ser más conveniente para los clientes, porque vas a tener el punto cerca de casa. Da igual quién lo envíe, siempre lo recibirás en ese punto”.

Entre las bondades del modelo de igual forma se incluye la reducción del tráfico rodado y por tanto de la contaminación, intenciones alineadas con las del consistorio barcelonés. A eso hay que añadir el impulso que ofrece al comercio de proximidad. “El ecommerce ha venido para quedarse, pero los comercios físicos necesitan tráfico de personas, y ya que vienes a recoger tu pedido, cuando tengas que comprar algo irás a ese local”, afirman desde Kanguro. Sus cifras cuantifican en 6 de cada 10 clientes que acaban comprando algo cuando van a recoger un paquete.

Por su parte, Madrid, apuesta por la logística urbana diverge ampliamente de la catalana. La ciudad tiene 8.219 plazas de carga y descarga ubicadas en 2.660 zonas, sin embargo, las estampas de vehículos aparcados en doble fila ya forman parte del día a día de la villa y corte. El plan del gobierno de Martínez Almeida para la distribución de mercancías se centra en tratar de digitalizar la distribución, pero no fija planes para aminorar el número de vehículos que circulan por la ciudad.

El fundamental hito al respecto consistió en crear una app móvil e instalar sensores en las plazas de carga y descarga para reservarlas y conocer su ocupación en cada momento. Asimismo, se crearán 1.000 nuevas plazas para cualquier establecimiento comercial u hostelero tenga una reserva menos de 75 metros de distancia, además de la oportunidad de encontrar plaza vacía sea del 50%. También se ha cambiado la señalización y ampliado el horario en muchos puntos, que pasa a ser continuo de 7 a 20 horas.

Los datos del ayuntamiento de la capital fijan en un 27% el peso del reparto relativo al comercio electrónico. Reconoce que se dan muchas entregas “no exitosas” por ausencia de los titulares, por lo que la estrategia incorpora habilitar nuevas taquillas en espacios públicos o potenciar “microhubs” público – privados que fomenten el reparto nocturno.

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