En la ciudad de París, se informa que la demanda de gas en el continente europeo ha disminuido un 16% durante la temporada de calefacción anterior y se espera que disminuya otro 5% en todo el año 2023. Esto se debe en gran parte al aumento en el uso de fuentes renovables para generar electricidad.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado un informe trimestral sobre el mercado del gas, en el que se describe un escenario de «optimismo prudente» en contraste con el pesimismo que se vivía hace un año. Entonces, la invasión rusa de Ucrania había provocado preocupaciones sobre problemas en el suministro de gas.
Según su análisis global, se prevé que el consumo de gas se mantenga sin cambios durante el presente año, tras haber experimentado una caída del 1,5 % en 2022, que es similar a la que se registró en 2020 debido a las restricciones de la pandemia de COVID-19. En este caso, la disminución se debió a una reducción en las importaciones en Europa y Asia.
Esto ocurrió durante un momento en el que los precios del gas estaban aumentando debido al inicio de la guerra en Ucrania, lo que provocó una reducción drástica del 80% en los envíos de gas por gasoducto desde Rusia a Europa a lo largo de todo el año.
Todo esto tuvo un impacto en las industrias que requieren grandes cantidades de energía, y en algunos casos se vieron obligadas a reducir la producción. Además, como resultado, se aumentó la utilización de carbón como alternativa, se adoptaron medidas de eficiencia energética y se incrementó la implementación de fuentes de energía renovable.
LA DEMANDA ESTÁ SIENDO IMPULSADA PRINCIPALMENTE POR CHINA Y ORIENTE MEDIO
Según los autores del estudio, se espera que los principales motores de crecimiento para el año 2023 sean Asia y Oriente Medio. Asia tendrá un crecimiento del 3%, liderado principalmente por China con un aumento del 6% debido a la recuperación de su actividad económica y al aumento del uso de gas en su industria. Por otro lado, Oriente Medio experimentará un incremento del 2%, impulsado principalmente por Irán y Arabia Saudí.
En Europa, el consumo de gas en la recién finalizada temporada de calefacción se redujo significativamente (aproximadamente 25,000 millones de metros cúbicos menos), y esto se debe en parte a que las temperaturas fueron particularmente suaves en octubre y en la primera mitad de noviembre.
Las condiciones climáticas mencionadas anteriormente son responsables del 40% de la disminución del consumo de gas en los sectores residencial y comercial. Además, otras razones importantes para esta disminución incluyen medidas de ahorro de energía, la instalación de bombas de calor y cambios en el comportamiento de los consumidores.
Durante la misma temporada de calefacción en Europa, la cantidad de gas utilizada para generar electricidad disminuyó en un 12%, lo que se debe principalmente a una disminución del consumo eléctrico de alrededor del 7%.
LA CANTIDAD DE GAS UTILIZADA PARA PRODUCIR ELECTRICIDAD EN EUROPA HA DISMINUIDO SIGNIFICATIVAMENTE
Se espera que la disminución del 5% en la demanda de gas en Europa para el año 2023 sea en gran parte el resultado de la disminución del uso de gas para la generación de electricidad, que se espera que caiga casi un 15%. Esto se debe en parte a la creciente expansión de las instalaciones de energías renovables en la región.
Se espera que la demanda de gas en la industria europea aumente en un 5% en 2023, ya que los precios han experimentado un cambio significativo. Después de alcanzar niveles máximos en el verano de 2022, los precios cayeron casi un 70% entre mediados de diciembre y finales del primer trimestre de 2023.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) prevé que en Norteamérica, tras un incremento significativo de la demanda en 2022, ésta disminuirá en un 2% durante el presente año.
Los redactores del informe destacan que existen varias incertidumbres y riesgos que podrían afectar a sus pronósticos inicialmente tranquilizadores.
Los autores del informe advierten que existen algunas incertidumbres y riesgos que pueden afectar sus predicciones. Algunos de estos riesgos incluyen la posibilidad de condiciones climáticas extremas, como un verano muy seco o un invierno más frío de lo normal, así como un descenso aún mayor de los envíos de gas ruso a Europa a través de los gasoductos, y una menor disponibilidad de gas natural licuado de lo que se espera.
Inicialmente, se espera que la oferta de gas natural licuado (GNL) aumente en un 4 %, lo que equivale a unos 20.000 millones de metros cúbicos. La mitad de este aumento vendrá de Estados Unidos, lo que lo convierte en el principal exportador de gas por vía marítima a nivel mundial.