En un mundo donde la urgencia climática exige acciones concretas, un informe revela que los principales países productores de combustibles fósiles contradicen sus compromisos de reducción. La brecha entre las promesas y las acciones reales se ensancha, desafiando las esperanzas de una transición hacia una energía más sostenible. Descubre las preocupantes proyecciones del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) y la creciente incertidumbre en la captura de emisiones de CO2, planteando interrogantes sobre el futuro climático.
El brillo del acero en las acereras de la ciudad india de Siliguri contrasta con la opacidad de las acciones de los principales países productores de combustibles fósiles. A pesar de las promesas de abandonar gradualmente estos recursos para evitar un aumento de la temperatura global por encima de 1,5ºC, la realidad expuesta en el informe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) revela una tendencia completamente opuesta.
La brecha entre las intenciones declaradas y las acciones concretas de los países productores se amplía, desafiando las esperanzas de una transición energética limpia. Contrario a las proyecciones optimistas de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), el informe señala que, hasta 2030, la producción de carbón, petróleo y gas continuará aumentando, y este incremento persistirá al menos hasta 2050, el año en que la Unión Europea y Estados Unidos aspiran a alcanzar la neutralidad de emisiones.
El análisis de los planes de los 20 principales países productores revela que, en conjunto, su producción de combustibles fósiles excede en un 110% lo coherente con limitar el calentamiento a 1,5ºC, y en un 69% si se considera el límite de 2ºC. Aunque estos países han prometido abandonar gradualmente el uso de combustibles fósiles, el informe sugiere que, para 2050, la producción será un 350% mayor de lo compatible con el objetivo de 1,5ºC y un 150% mayor si se busca limitar el calentamiento a 2ºC.
A nivel individual, países como China planean reducir la producción de carbón pero aumentar la de gas, mientras que Estados Unidos recorta la producción de carbón pero incrementa la de petróleo y gas. Rusia y Arabia Saudita también tienen planes de aumentar la producción en general, desafiando las expectativas de reducción.
El informe arroja dudas sobre la capacidad de capturar eficazmente las emisiones de CO2, ya que menciona una «incertidumbre técnica» y el fracaso de aproximadamente el 80% de los proyectos piloto en las últimas tres décadas. Además, destaca las crecientes preocupaciones sobre los posibles impactos negativos en la biodiversidad, la seguridad alimentaria y los derechos de los pueblos indígenas en las áreas donde se implementan estos proyectos de captura de emisiones. La lucha por cumplir con los compromisos climáticos se ve obstaculizada por la persistente dependencia de los combustibles fósiles y la falta de tecnologías efectivas para abordar las emisiones.