El fantasma del Periodo Especial resurge mientras la isla enfrenta una crisis energética y económica sin precedentes.
La economía cubana, ya afectada por un crecimiento estancado y riesgos de pobreza, se encuentra ahora en una situación aún más precaria debido a la crisis energética desencadenada por la pandemia de COVID-19. La falta de turismo, junto con la disminución en el suministro de petróleo venezolano, ha llevado al gobierno a implementar medidas drásticas para intentar estabilizar la economía.
Desde el inicio de la pandemia en 2020, se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba ha disminuido más del 10%, según el Banco Mundial. Aunque hubo una leve recuperación en 2022, con un crecimiento del 2%, eventos como un huracán de categoría 4 en septiembre de ese año han dificultado aún más la situación económica. Además, la falta de suministro energético ha exacerbado los desafíos, resultando en apagones frecuentes y largas filas en las estaciones de servicio.
La dependencia histórica de Cuba del petróleo venezolano ha sido un pilar crucial para su economía desde principios de la década de 2000, cuando Venezuela comenzó a proporcionar petróleo a cambio de servicios médicos y educativos cubanos. Sin embargo, en los últimos años, las exportaciones de petróleo venezolano a Cuba han disminuido en más del 30%, lo que ha dejado a la isla en una situación precaria.
Ante esta crisis energética, el gobierno cubano ha anunciado medidas de austeridad sin precedentes. A partir de febrero, los precios de la gasolina se han incrementado en más del 500%, lo que ha generado preocupación entre la población y ha impactado en diversos sectores, como el transporte y la industria. Además, se han implementado recortes en los subsidios estatales y se han aumentado las tarifas de servicios básicos como electricidad y agua.
La situación se agrava aún más con un déficit fiscal que supera el 11% del PIB y una deuda pública que ya alcanza el 120% del PIB. Estos desafíos económicos han revivido el recuerdo del «Período Especial» de los años 90, cuando Cuba enfrentó una crisis similar tras la disolución de la Unión Soviética.
El gobierno cubano ha defendido estas medidas como necesarias para enfrentar la crisis actual, aunque reconocen que serán difíciles para la población. Se espera que estas medidas de austeridad generen tensiones sociales y políticas en la isla en los próximos meses, mientras el país lucha por encontrar soluciones a sus problemas económicos y energéticos.
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