El futuro del petróleo: desafíos y transición energética a escala mundial

El futuro del petróleo: desafíos y transición energética a escala mundial

Read Time:7 Minute, 8 Second

El petróleo enfrenta cambios por la transición energética y se prevé una disminución en su demanda a largo plazo. Las energías renovables y la electrificación son clave, mientras que los precios pueden volverse volátiles. La industria busca alternativas sostenibles para reemplazar gradualmente el petróleo.

El petróleo desempeña un papel crucial en el consumo diario de energía a nivel mundial. Es fundamental para la movilidad y se utiliza para obtener hidrocarburos necesarios en industrias clave como la agricultura, la alimentación y la fabricación de productos. Resulta difícil imaginar escenarios en los que no se utilice como fuente principal de energía a nivel global. Sin embargo, su consumo el año pasado generó una emisión de 11,2 gigatoneladas de CO₂, según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Por lo tanto, los planes de transición energética de los países comprometidos con el Acuerdo de París tienen como objetivo reducir gradualmente la demanda de este combustible fósil a medio y largo plazo. Los escenarios presentados en el informe World Energy Outlook 2022 de la AIE, respaldados por diversas consultoras y analistas consultados para este reportaje, indican una disminución significativa en la demanda y producción diaria de barriles de petróleo.

Algunos expertos también señalan que el petróleo seguirá siendo parte integral de la mezcla energética, ya que su uso continuará siendo necesario en la aviación y el transporte de carga. Además, advierten que pueden ocurrir turbulencias en los mercados, como las experimentadas en meses recientes, en el futuro cercano.

Los tres escenarios creados por la AIE con el fin de visualizar la transición energética han sido utilizados como base para predecir la evolución de la demanda, no solo de petróleo, sino también de otros combustibles fósiles y energías renovables. Estos escenarios, desarrollados a partir de las acciones institucionales y gubernamentales para descarbonizar la economía, se dividen en tres categorías en el modelo Global energy and climate model.

El primero se basa en las políticas establecidas y refleja la configuración actual de las políticas públicas en cada país. El segundo, denominado «promesas anunciadas», asume que todos los compromisos climáticos realizados por los gobiernos del mundo se cumplirán en su totalidad y a tiempo. El tercero plantea la meta de alcanzar cero emisiones netas de CO₂ para el año 2050, estableciendo así un camino hacia la descarbonización completa del sector energético a nivel mundial.

En cada uno de estos escenarios, el petróleo tendría un peso distinto en el suministro energético global. El primero sería el único en el que aumentaría su participación, manteniéndose en un promedio de 197 millones de barriles diarios (mb/d) hasta 2050.

Según Antonio Aceituno, quien ocupa el cargo de director en la firma consultora Tempos Energía, la electrificación y las energías renovables desempeñarán un papel crucial en el futuro y es altamente probable que la demanda de petróleo disminuya hacia el final de esta década.

Aceituno señala que el coche eléctrico representa el desafío principal para la demanda de petróleo, ya que enfrenta obstáculos como la infraestructura necesaria y el suministro de materias primas. Sin embargo, si se logran alcanzar las metas establecidas, como que aproximadamente 1 de cada 3 automóviles en el mundo sea eléctrico, es posible que se logre reducir la demanda de petróleo en un 25% en lugar de mantenerse en los actuales 100 millones de barriles diarios (mb/d).

Norbert Rücker, quien ocupa el cargo de jefe de Economía e Investigación en Julius Baer, comparte la misma opinión. Él predice que la demanda de petróleo se mantendrá bastante estancada el próximo año y probablemente comenzará a disminuir a partir de 2025, continuando en esa tendencia. Rücker también enfatiza que la «electrificación en el mundo occidental y su impacto negativo en el consumo de petróleo» superarán los factores demográficos y el crecimiento económico que están asociados con el aumento de la demanda de petróleo en los mercados emergentes. Esto se debe a que «el mundo desarrollado representa la mayor parte del consumo de petróleo».

El uso de combustibles fósiles seguirá siendo imprescindible en la industria de la aviación y en el transporte de mercancías.

Según Atradius, Crédito y Caución, quienes comparten una visión similar a las promesas anunciadas por la AIE, estiman que el pico de demanda de petróleo se alcanzará hacia la mitad de esta década. «Basándonos en el cumplimiento de los compromisos energéticos ya anunciados por diferentes países, observamos que la demanda global de petróleo alcanzará su máximo histórico de 98,1 millones de barriles por día (mb/d) en 2024», pronostica Dana Bodnar, economista de la consultora.

El incremento de la demanda hasta alcanzar ese pico también se ve influenciado por la recuperación posterior a la pandemia y la crisis energética del año pasado. Según la AIE, se estima que la producción de petróleo aumentará en 2 millones de barriles por día (mb/d) en 2023, alcanzando un récord de producción de 101,9 mb/d. El 90% de este crecimiento provendrá de países que no pertenecen a la OCDE. «Si analizamos los escenarios de evolución de la demanda, todas las fuentes consultadas pronostican un crecimiento y un máximo histórico para 2024, impulsado nuevamente por la demanda en China, India y el Sudeste Asiático», señala Marta Sánchez de EY España.

La incertidumbre rodea al precio.

Al igual que en la demanda, algunos expertos predicen una tendencia a la baja en los precios del petróleo, con la posibilidad de que desciendan por debajo de los temidos 70 dólares por barril. «Nuestro escenario de referencia indica que el precio podría caer a 64 dólares en 2030 y a 60 dólares (ajustados a la inflación) en 2050», señala Bodnar. «Los futuros del Brent para julio de 2023 se cotizan a 79,21 dólares, mientras que para diciembre de 2025 se sitúan en 70,97 dólares. La curva nos indica que, aunque estamos en backwardation, lo que significa que los precios son más bajos que los actuales, la OPEP se asegurará de que el precio se mantenga en un rango de entre 70 y 80 dólares por barril», agrega Aceituno.

Con la disminución del petróleo de esquisto y la producción de Estados Unidos, los países miembros del cártel del petróleo buscarán tener un mayor control sobre los precios mediante la oferta de barriles diarios en el mercado. Según Clark Williams-Derry, analista de energía y finanzas del IEEFA, en el pasado, cuando «no había alternativas al petróleo, los precios solían aumentar significativamente para reducir la demanda.

Sin embargo, la tecnología ha cambiado esto y ahora, cuando los precios alcanzan un nivel suficientemente alto para garantizar la estabilidad fiscal en las economías de la OPEP+, también fomentan la transición, ya que los consumidores buscarán otras opciones como los biocarburantes». Sin embargo, advierte que esto podría generar un ciclo vicioso: el cártel tendría que reducir gradualmente la producción para mantener los precios altos, pero esto implicaría perder cuota de mercado y requerir precios cada vez más elevados. Es probable que este ciclo no termine bien para los productores.

También se plantea la posibilidad de que, ante la reducción de la demanda y la oferta, los países productores se involucren en una guerra interna de producción para mantener los precios, señala Mariano Marzo, profesor de la Universidad de Barcelona. Este escenario también generaría turbulencias: «Podemos esperar momentos de gran volatilidad que no solo afectarán al petróleo, sino también a las materias primas necesarias para la transición energética. Es importante tenerlo en cuenta. Es decir, si la demanda de minerales críticos aumenta considerablemente debido a nuestro alejamiento de los combustibles fósiles, podemos esperar un tremendo juego geopolítico en torno a estas nuevas commodities, así como una volatilidad de precios».

El responsable de la Cátedra de Transición Energética de la Universidad de Barcelona y la Fundación Repsol sostiene que los escenarios presentados por la AIE involucran múltiples variables difíciles de predecir, como el crecimiento económico, demográfico y el desarrollo de tecnologías e infraestructuras clave. Por lo tanto, destaca la importancia de priorizar incentivos de mercado, como el aumento en los precios por tonelada de CO₂, para financiar tecnologías de captura y almacenamiento. La inversión también desempeñará un papel fundamental, y las grandes empresas dedicadas a la extracción o refinamiento de petróleo ya están buscando nuevas fuentes de energía.

Según la declaración de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), las empresas afiliadas están explorando «nuevas vías tecnológicas, como el hidrógeno renovable o la captura y utilización de CO₂», con el objetivo de reemplazar gradualmente el petróleo por otras fuentes de materias primas más sostenibles, como residuos urbanos, forestales, agrícolas, industriales y aceites de cocina usados.

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %