Las materias primas energéticas se ven afectadas este lunes por la escalada de la tensión en el Mar Rojo, generando un significativo impacto en los precios del barril de Brent y los futuros del gas natural holandés. Con un aumento del 3%, el barril de Brent se sitúa alrededor de los 79 dólares, mientras que los futuros del gas natural holandés han experimentado un repunte del 11.5%, aunque se ha moderado posteriormente. Este escenario se despliega en medio de ataques a buques en el Mar Rojo, llevando a petroleras destacadas como BP y Equinor, así como a importantes navieras internacionales, a paralizar temporalmente sus transportes por una ruta comercial clave.
En respuesta al deterioro de la seguridad en el transporte marítimo del Mar Rojo, BP ha tomado la decisión de suspender todos los tránsitos por la región. Esta medida se suma a las acciones adoptadas por empresas navieras de renombre como Maersk, Euronav, MSC, Hapag-Lloyd y Evergreen, quienes desde la semana pasada han venido tomando precauciones hasta que la situación se clarifique. Los ataques, atribuidos a grupos hutíes afines a Irán desde la costa de Yemen, tienen como objetivo presionar a Israel para detener los bombardeos en la franja de Gaza.
Esta paralización de operaciones tiene repercusiones directas en el tráfico global de mercancías, ya que el Canal de Suez representa aproximadamente el 12% del total. La decisión de BP de suspender sus operaciones y su impacto en los precios del gas natural de referencia en Europa reactivan las preocupaciones sobre la vulnerabilidad del mercado energético europeo, evocando recuerdos de situaciones similares que se vivieron en 2022 durante el estallido de la guerra en Ucrania.
La semana pasada, tres buques portacontenedores fueron atacados frente a las costas de Yemen, lo que llevó a las principales aseguradoras británicas a ampliar la zona del Mar Rojo que requiere cobertura de riesgo de guerra para los grandes buques. Además, las autoridades portuarias de Liberia han elevado al máximo el nivel de seguridad ante el riesgo de «ataques inminentes» en la zona.
Según estimaciones recogidas por Bloomberg hasta ayer, un total de 46 buques habían modificado su trayectoria para evitar cruzar por el Mar Rojo rumbo a Europa, mientras que otros 78 esperaban instrucciones de sus armadores. Este cambio de ruta hacia Sudáfrica no solo implica más tiempo en el transporte de mercancías, sino también un aumento en el consumo de combustible, generando preocupaciones adicionales en el ya inestable mercado energético europeo. La incertidumbre persistente en la región plantea desafíos significativos para la estabilidad y el suministro energético en Europa, marcando un nuevo capítulo en la compleja relación entre la geopolítica y los mercados energéticos mundiales.
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