La compañía española Repsol ha reportado una disminución del 13,6% en sus beneficios netos durante los primeros nueve meses del año, atribuyendo esta caída al descenso de los precios del petróleo y el gas en los mercados internacionales. Además, la empresa ha expresado su descontento con el mantenimiento del impuesto a las empresas energéticas y ha amenazado con reducir sus inversiones en España. Mientras tanto, el panorama político plantea la permanencia de estos impuestos, lo que genera tensiones en el sector. A pesar de estos desafíos, Repsol ha destacado sus inversiones en proyectos de energía baja en carbono y su compromiso con mantener la disciplina financiera.
Repsol ha registrado un beneficio neto de 2.785 millones de euros en los primeros nueve meses del año, lo que representa una disminución del 13,6% en comparación con el mismo período del año anterior. Esta caída se debe al descenso en el precio del crudo Brent y del gas en los mercados internacionales. La compañía española informó sobre estos resultados a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores).
Además de los desafíos relacionados con los precios del petróleo y el gas, Repsol ha expresado su desacuerdo con el mantenimiento del impuesto a las empresas energéticas, el cual se estableció inicialmente como temporal y extraordinario. La empresa ha amenazado con reducir sus inversiones en España y argumenta que este impuesto castiga a las compañías que invierten en activos industriales, generan empleo y contribuyen a la independencia energética del país. Consideran que la falta de estabilidad en el marco regulatorio y fiscal podría afectar sus futuros proyectos industriales en España y beneficiar a importadores que no generan empleo ni actividad económica relevante en el país.
Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, ha anunciado que este impuesto tendrá un costo de 450 millones de euros en 2023 para la empresa.
En el ámbito político, las formaciones lideradas por Pedro Sánchez y Susana Díaz han acordado convertir en permanentes los impuestos a la banca y las empresas energéticas, a pesar de que inicialmente se aprobaron como temporales. Estos impuestos generan alrededor de 3.000 millones de euros al año en recaudación. El acuerdo político establece que se revisarán los gravámenes con el objetivo de adaptarlos y mantenerlos una vez que expire su período de aplicación actual.
Repsol ha destacado sus inversiones en proyectos de energía baja en carbono, con un aumento del 82% en sus inversiones durante los primeros nueve meses del año, alcanzando los 4.362 millones de euros. La compañía ha enfocado principalmente estas inversiones en España y Estados Unidos, donde adquirió la empresa de energías renovables eólicas terrestres ConnectGen. Según Josu Jon Imaz, el objetivo de Repsol es mantener la disciplina financiera y ofrecer un retorno atractivo a los accionistas.
La caída de los precios del petróleo y el gas ha tenido un impacto negativo en los resultados de Repsol hasta septiembre. El precio medio del crudo Brent disminuyó un 22% en comparación con el mismo período del año anterior, y el gas Henry Hub experimentó una abrupta caída del 60%. El Ebitda de la compañía disminuyó un 33,8% en este período. A pesar de los desafíos, el segmento industrial de Repsol logró un beneficio de 2.173 millones de euros, un 4% superior, mientras que el negocio de exploración y producción obtuvo un resultado de 1.225 millones, un 49,6% menos, debido a menores precios de realización de crudo y gas, entre otros factores.
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