Xi Jinping, presidente chino, abierto al intercambio tecnológico para garantizar el suministro energético

Xi Jinping, presidente chino, abierto al intercambio tecnológico para garantizar el suministro energético

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En el mes de diciembre, Xi Jinping, presidente chino, efectuó su primera visita a Arabia Saudí en siete años, donde firmó una alianza estratégica con el mayor exportador de petróleo del mundo, y además se reunió con líderes de todo Oriente Medio.

Saltan a las vista las intenciones que tiene China, las cuales se dividen en: profundizar las relaciones con los países del Golfo Pérsico en un momento en el que los lazos de los países con Occidente se encuentran algo tensos por la decisión de La Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), donde redujo el suministro de petróleo. Y, quiere ir más allá de garantizarse el suministro energético, abriéndose al intercambio de tecnología y sentando las bases para que el renmimbi remplace al dólar como moneda de referencia.

El mismo Xi Jinping fue transparente, apuntando a los países del Golfo Pérsico deberían beneficiarse al máximo la Bolsa Nacional de Petróleo y Gas de Shanghái como plataforma para ejecutar la liquidación en yuanes (unidad básica del renmimbi) del comercio de petróleo y gas.

«China continuará importando grandes cantidades de crudo de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), ampliará las importaciones de gas natural licuado, fortalecerá la cooperación en el desarrollo de petróleo y gas, servicios de ingeniería, almacenamiento, transporte y refinado, y hará pleno uso de la Bolsa Nacional de Petróleo y Gas de Shanghái como plataforma para llevar a cabo la liquidación en yuanes del comercio de petróleo y gas», destacó el presidente chino en un discurso en Riad.

El ‘sistema del petrodólar’ ha colaborado a preservar el estatus del dólar como principal moneda de reserva mundial y medio de pago no solo para el crudo sino para otras materias primas. Una circunstancia que podría modificar teniendo en cuenta que China es el mayor importador de crudo del mundo.

El presidente ha expuestos también a los países del Golfo Pérsico otras áreas de cooperación para los siguientes tres a cinco años, en particular las finanzas y la inversión, la innovación y las nuevas tecnologías, así como el sector aeroespacial. «China está dispuesta a llevar a cabo una cooperación reguladora financiera con los países del CCG, facilitar a las empresas del CCG la entrada en el mercado de capitales de China, establecer una asociación de inversión conjunta con el CCG, apoyar a los fondos soberanos de ambas partes para que cooperen de diversas formas» garantizó.

Esta oferta ha inducido a la firma de docenas de contratos entre empresas saudíes y chinas sobre el desarrollo de inteligencia artificial (IA) y smartcities, capacitación en IA, o desarrollo 5G, entre otros. En esto se incluye la firma entre Arabia Saudí y el gigante tecnológico Huawei de un memorando de entendimiento (MoU) sobre computación en la nube y la fabricación de complejos de alta tecnología en ciudades saudíes.

Este país, adicionalmente instaurará mecanismo de trabajo bilaterales de inversión y cooperación económica, llevará a cabo la cooperación de canje de moneda local e indagará la cooperación de moneda digital.

Pero, la intención real de China es ir más allá. En esta semana, el ministro de Asuntos Exteriores del país, Qin Gang, hizo una convocatoria para establecer una zona de libre comercio China-Golfo «lo antes posible», así se mencionaba en un comunicado del ministerio publicado a última hora del lunes.

En el año 2021, el comercio bilateral entre Arabia Saudí y China logró 87.300 millones de dólares, un 30% más que hacía un año. En su mayor parte se centro en el petróleo, donde las importaciones de crudo de China desde Arabia Saudí aumentaron a 43.900 millones de dólares en 2021, lo que simboliza el 77% de sus importaciones totales del país árabe.

Aunque, hay que destacar que el petróleo no es la clave de la economía china, también lo es el gas natural. A finales del año pasado Beijing firmó un contrato con Qatar para el gas natural licuado por valor de 60.000 millones de dólares y con un periodo de 27 años. Hace referencia a un acuerdo histórico por el que el país del Golfo exportará 4 millones de toneladas de GNL al año a China. Conlleva además un golpe para la Unión Europea, muy reservado a firmar contratos a plazos tan largos por sus objetivos climáticos.

Asimismo, demuestra el creciente papel de las empresas energéticas chinas, en este caso Sinopec, en Oriente Medio. Hasta la fecha, las empresas occidentales habían sido los socios tradicionales de la región, en tanto que las estatales chinas no tenían la experiencia necesaria para competir en igualdad de condiciones. Este contrato muestra como la situación actual está desarrollándose rápidamente, dando un nuevo punto de apoyo para aprender e incorporar ágilmente los conocimientos técnicos de gestión y explotación que eran, de cierta forma, patrimonio exclusivo de las compañías occidentales.

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