Con 90 votos del PRI, PAN y Partido Verde contra 28 de la izquierda, el pleno del Senado aprobó la Ley de Hidrocarburos, columna vertebral de la Reforma Energética, la cual pone fin al monopolio de Pemex en gasolinas, transporte, exploración, extracción y oleoductos.
La ley incluye 80 reglas que obligarán a los competidores extranjeros a pagar impuestos y a acatar la ley. Después de 76 años de monopolio de Pemex, la apertura del sector energético tiene una serie de medidas para evitar que los inversionistas nacionales o extranjeros intenten poner en riesgo la seguridad energética del país, al negarse a distribuir o producir gasolina o gas.
Inicia nueva era petrolera
El Senado pone fin a monopolio de Pemex en gasolinas, transporte y exploración, y fija reglas para los competidores extranjeros.
El pleno del Senado aprobó ayer en lo general, con el voto del PRI, PAN y Partido Verde, la Ley de Hidrocarburos, columna vertebral de la Reforma Energética, con lo cual arranca la nueva era petrolera, al poner fin al monopolio de Pemex en gasolinas, transporte, exploración, extracción y oleoductos, pero con 80 reglas que impedirán a los competidores extranjeros dejar de pagar impuestos o ignorar las leyes nacionales.
La nueva Ley de Hidrocarburos, avalada ayer con 90 votos contra 28 de la izquierda, después de 13 horas y 20 minutos de discusión y 109 oradores, establece las reglas de la competencia, donde los nacionales tendrán oportunidad de crecer frente a los gigantes internacionales.
Permite la importación de gasolinas por parte de particulares a partir de 2017, suelta el negocio de transporte y oleoductos de gas y petróleo; crea un árbitro de la competencia; considera a Pemex agente económico dominante para que contenga su poderío a fin de dar espacio a los nuevos competidores; coloca incentivos para que los extranjeros ayuden a México a sacar la riqueza petrolera de aguas profundas del golfo de México y establece las reglas para lograr una cooperación con Estados Unidos para la explotación de los yacimientos transfronterizos.
De igual forma, crea un sistema de protección jurídica para los dueños de las tierras ricas en hidrocarburos, sin incluir la expropiación, incluso los considera “socios” de las grandes empresas para que reciban el beneficio de los energéticos e instruye al gobierno federal a tener un programa de subsidios focalizados para los mexicanos más pobres en las zonas rurales y urbanas para la adquisición de gas LP.
Pero la apertura del sector petrolero, a 76 años de ser el monopolio de Pemex, está acompañada de una serie de medidas que sujetan a los nuevos inversionistas, nacionales e internacionales, pues además de condicionar los contratos al respeto absoluto de las leyes laborales, fiscales, ambientales y de transparencia mexicanas, se crearon disposiciones precisas para evitar que los inversionistas nacionales o extranjeros intenten poner en riesgo la seguridad energética del país al negarse a distribuir o producir gasolina o gas.