En 2023, la capacidad mundial de generación de energía renovable aumentó un 50% a unos 510 gigavatios, según la Agencia Internacional de la Energía. Impulsado por la energía solar, este avance destaca la urgencia de cumplir con los objetivos de la COP28 y marca un hito en la transición hacia un futuro energético más limpio. China se destacó al poner en funcionamiento una cantidad de energía solar equivalente a la capacidad total mundial en 2022. Aunque esto ofrece una oportunidad real para triplicar la capacidad renovable para 2030, también resalta los desafíos pendientes hacia la sostenibilidad global.
La capacidad global de energía renovable alcanzó un hito significativo en 2023 al registrar un crecimiento del 50%, ascendiendo a casi 510 gigavatios (GW), según el informe ‘Renovables 2023. Análisis y previsión hasta 2028’ de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Sorprendentemente, tres cuartas partes de esta capacidad provienen de la energía solar fotovoltaica, consolidándose como líder indiscutible en el panorama renovable.
El informe destaca que este avance marca un período de expansión más rápido de la capacidad mundial de generación de electricidad renovable en las últimas tres décadas. Este fenómeno ofrece una «oportunidad real» para lograr el ambicioso objetivo de triplicar la capacidad renovable para 2030, compromiso adoptado durante la COP28 en Dubái.
China se erige como el principal impulsor de este crecimiento, al poner en funcionamiento una cantidad de energía solar fotovoltaica equivalente a la capacidad mundial de 2022. Además, las adiciones de energía eólica en China aumentaron un impresionante 66% interanual. Paralelamente, Europa, Estados Unidos y Brasil también experimentaron máximos históricos en sus capacidades de energía renovable durante 2023.
Bajo las actuales políticas y condiciones de mercado, se proyecta que la capacidad mundial de energía renovable alcance los 7.300 GW entre 2023 y 2028, según el informe de la AIE.
En una declaración contundente, Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE, señaló que aunque el mundo está en camino de duplicar la capacidad renovable para 2030, aún queda trabajo por hacer para alcanzar el objetivo de triplicar establecido por la COP28. Birol destacó la necesidad de que los gobiernos utilicen las herramientas a su disposición para cerrar esta brecha.
Además, Birol enfatizó que la energía solar fotovoltaica y la eólica terrestre representan el 95% de la expansión, y se espera que superen al carbón como la principal fuente de generación de electricidad mundial a principios de 2025. A pesar de este crecimiento sin precedentes, subrayó que aún existen obstáculos, como el complicado entorno macroeconómico mundial.
La AIE, antes de la COP28, propuso cinco pilares fundamentales, incluyendo la triplicación de las energías renovables, la duplicación de la eficiencia energética, la reducción de las emisiones de metano, el abandono de los combustibles fósiles y el aumento de la financiación para las economías emergentes y en desarrollo.
El informe también destaca la evolución de la energía solar fotovoltaica y el costo decreciente de los módulos solares, que disminuyeron casi un 50% en 2023. Se espera que estas reducciones de costos continúen debido a la previsión de que la capacidad de fabricación mundial alcance los 1.100 GW a finales de 2024.
A pesar de estos avances, el informe advierte sobre los desafíos que enfrenta la industria eólica, especialmente fuera de China, debido a interrupciones en la cadena de suministro, costos más altos y plazos prolongados para la obtención de permisos, lo que exige una atención política más intensa.
El documento concluye destacando que, para alcanzar la meta de triplicar las energías renovables para 2030, se deben superar obstáculos específicos en diferentes países y regiones, como la incertidumbre política, la inversión insuficiente en infraestructura de red y las barreras administrativas.
En el horizonte, la transición hacia hidrógeno renovable toma relevancia, con solo un 7% de los proyectos anunciados para utilizar energías renovables con este fin previstos para su implementación para 2030. Además, se proyecta un aumento en la demanda de biocombustibles, liderado por economías emergentes como Brasil e India, particularmente en sectores difíciles de reducir, como el transporte aéreo y como reemplazo de combustibles altamente contaminantes como el diésel.