El valor del petróleo Brent, utilizado como referencia en Europa, está cerca de los 90 dólares después de experimentar un aumento del casi el 16% en lo que va del año. Este ascenso se atribuye a una combinación de factores, incluyendo la tensión en Oriente Medio, los continuos recortes de producción por parte de la OPEP+ y la robustez de la economía estadounidense, convirtiendo este periodo en el mejor arranque de año para esta materia prima desde 2022.
El conflicto en Ucrania, iniciado por la invasión rusa el 24 de febrero, junto con sus ramificaciones, ha sido un factor clave en el impulso del precio del petróleo. Durante el primer trimestre del año, el precio del Brent experimentó un aumento del 38,5%, en marcado contraste con el mismo periodo del año anterior, cuando sufrió un descenso del 1,1%.
La situación actual se caracteriza por una preocupación persistente por la oferta, ya que los principales productores mantienen los recortes de producción. Además, las señales de un crecimiento económico más sólido en Estados Unidos, el principal consumidor mundial de petróleo, también han contribuido a este aumento.
A pesar de este ascenso, el petróleo Brent ha enfrentado resistencia cerca de los 90 dólares por barril, según indicaron analistas de ING. Mientras tanto, el West Texas Intermediate (WTI), la referencia en Estados Unidos, ha experimentado un aumento acumulado del 18,85% desde el inicio del año.
La creciente tensión en Oriente Medio, exacerbada por incidentes como el ataque al consulado iraní en Siria y la muerte de siete cooperantes en la Franja de Gaza, ha contribuido a mantener los precios al alza. Además, la decisión de la OPEP+ de mantener sin cambios su actual oferta de petróleo ha respaldado aún más este escenario.
Los expertos de Bank of America anticipan que el precio del petróleo podría alcanzar los 95 dólares por barril este verano y cerrar el año con un precio promedio de 86 dólares para el Brent y 81 dólares para el WTI. Este aumento se produce en un contexto en el que los bancos centrales, incluidos la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, están considerando recortar los tipos de interés, aunque algunos analistas advierten sobre posibles efectos inflacionarios debido a los incrementos en los precios de la energía y el petróleo.