Durante los últimos días, el precio del barril de petróleo es inferior a los 100 dólares, aunque el posicionamiento general de los inversores es alcista, lo que propicia que el crudo esté percibiendo un aumento de precio.
Incluso, algunos inversores desafían a que el barril alcanzará y superará los 200 dólares, un hecho que aun no ha ocurrido en la historia. Una de las alternativas que daba el mercado a los compradores de futuros de crudo era apostar a que el barril se ubicaría en 200 dólares de cara a marzo de 2023, así anunciaba el portal ‘Barron’s’, lo que actualmente parece imposible, pero en estos momentos no existe nada seguro en las acciones de materias primas.
El director de futuros energéticos de Mizuho Securities, Robert Yawger, afirma que “alrededor de la mitad de los contratos disponibles a ese precio tan elevado fueron adquiridos por un comprador que gasto en torno a 810.000 dólares en dicha opción”. Sin embargo, ese comprador no es el único que escoge un precio alcista para el barril brent el año que viene.
Por otro lado, los datos de la agencia ‘Bloomberg’ plantean que la relación entre las apuestas al alza y bajista en torno al crudo es la más extensa registrada en la historia, lo que prueban un posicionamiento agresivo por parte de los inversores.
En la sesión del viernes pasado, el barril brent obtuvo ganancias superiores al 4%, lo que ayuda a compensar con creces las pérdidas vividas durante toda la semana pasada. El lunes de esta semana, el petróleo cotiza con una subida cerca al 1% que, según prosperaba la sesión, fue descendiendo y cerró el día con una caída del 0,53%.
Arriesgarse a que el crudo superará los 200 dólares parecía exponerse, porque el crudo caía más de un 20% desde el mes de junio, aunque no hay que olvidar que solo en el primer trimestre del año el precio del barril remontó casi un 40%, y además la temporada de la calefacción en occidente está al llegar.
También, los inversores esperan en que el movimiento de la UE de congelar las importaciones de Rusia en el mes de diciembre, junto con el tope de los precios asalten la oferta de suministro, y, por consiguiente, impulsen los precios al alza. Pero, en un entorno de guerra todo puede pasar y el mercado en estos momentos es impredecible.
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